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En cuanto alguien enciende la televisión, me retiro y leo un buen tebeo".

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lunes, 17 de octubre de 2011

Me Mondo Lirondo


Toca hoy el turno a un título ya emblemático del cómic español de los últimos años, del que oí hablar por primera vez en aquel taller de cómics de la Casa de la Juventud. Creo que fue J. J. Aos quien nos habló un sábado por la mañana de una revista titulada Mondo Lirondo en la que unos tiernos animalitos del bosque desarrollaban una rocambolesca trama policial en torno a unos terribles asesinatos cometidos por un psicópata en el Valle de las Zarzamoras. Fue algún tiempo después, una mañana de mayo, cuando decidí comprar uno de los ejemplares y, así, sumergirme en el particular y genial mondolirondés. No sé muy bien cómo definirlo. Parece una revista, aparecida en 1993 y publicada hasta 1997, con sus respectivos números, aunque se trata más bien de una historia por entregas, a lo folletín. En cualquier caso, se considere como se considere, es un producto muy interesante parido por Alex Fito, Ismael Ferrer, José Miguel Álvarez y Albert Monteys, o lo que es lo mismo, La Penya Productions, que con los años sería recopilado en un tomo único.
Mondo Lirondo podría definirse como una especie de Valle del Arce, mamá castor incluida, con un subidón de tripis. La verdad es que en él no se salva ni el apuntador, esto es el editor de la revista, Bosko Steninheim, loco de atar, que número tras número nos caé peor o mejor, según el estado mental del lector. De un modo inteligente, a lo largo de los 8 números de la historia, se van desgranando una serie de microhistorias, unas veces independientes, otras enmarcadas en la trama principal, por las que pululan una serie de personajes de lo más variopinto y curioso, fruto de unas mentes calenturientas y un tanto enfermizas. Para poner un poco de orden a todo esto, tomaré como punto de partida el personaje de Topolino, un topo adolescente, introvertido, feo y heavy para más señas, asesino psicópata debido a los traumas sexuales de su infancia que, tras asesinar en el Valle de las Zarzamoras a la ranita Anita Anca y a la conejita Melinda Gómez, decide escapar a la Gran Ciudad. Desde allí precisamente serán enviados al Valle el inspector Caracolín y su ayudante, Waldo la mariquita. El primero me recuerda al director Skinner de Los Simpson, en cuanto a lo mentecato, mientras que el segundo, pese a su naturaleza zoomórfica se nos revela pronto como un auténtico semental que se tira a medio Valle, así, como que no quiere la cosa. Topolino recibirá ayuda en la ciudad de una prostituta, Annabelle la pulga, que hace la calle con el deseo de ganar pasta para montarse un salón de belleza. Ésta es a su vez prima de Ricardo la Termita que junto a su socio Antonio el Elefante y el bobalicón de Enrique el Murciélago se fugarán de la cárcel, no sin ser perseguidos por los aguerridos miembros de las Ant Patrol y, muy particularmente por el heroico agente Kensington, enamorado de la no menos enamorada agente Sally. Dos personajes de referencia en la historia y, sinceramente, de lo mejorcito, son Fray Chiquen y el Limón Gazmoño, pareja gay que se verá inmersa en los hechos sangrientos del valle al ser el primero confundido con el asesino. Aparte de todos ellos, merecen mención Jack la Piedra y María José la corriente eléctrica, pareja imposible de amantes que nunca llegan a consumar; Miguel el Erizo, maníaco depresivo que busca la amistad de Josele el Ratón, cabrón de profesión que sólo ansía el favor de Armando el Canario Empresario, putero para más señas enrollado con Annabelle la Pulga; Don Pato, alcalde del Valle, siempre acomapañado de sus dos hijo, muy ricos ellos; las locas aventuras de Jeremías el Pez Explorador, aventurero y amigo del riesgo, acompañado de su hermana y su cuñado; Morgue el Rinoceronte, gay leather que regenta un local en el Valle; las Moscas del Apocalipsis, portadoras de una gran verdad que permitirá tu salvación, a un módico precio, claro; o los superhérores del momento, los Los Caquis, Orinia, Stron, Pedor y Kakor.
Como puede comprobarse, con unos personajes como estos el delirio argumental está garantizado. Además, el estilo de cada uno de los autores otorga a cada historia un dinamismo y un ritmo que hacen del producto final algo novedoso y atractivo. Repasando los números de Mondo Lirondo no puedo dejar de destacar algunos momentazos especialmente buenos como la llegada del inspector Caracolín y Waldo al Valle, con comité de recepción incluido; la fuga de la prisión de Antonio, Ricardo y Enrique; el atraco de éstos al supermercado y la intervención de las Ant Patrol; la detención de Fray Chiken en casa de sus padres, en el Valle, el juicio de éste, publicidad de Crunchi Munchi incluida, y su fuga de la cárcel; y muy especialmente el número 6 completo, en el que se desarrollan las fiestas del Valle de las Zarzamoras y en cuyas páginas no dejan de sucederse situaciones cada vez más alocadas.
Es cierto que algunos de los temas tratados pueden herir la sensibilidad de los lectores y que frivolizar con el asesinato de jóvenes a día de hoy no es de buen gusto. Pero más allá de este detalle, y no es esa nuestra intención, Mondo Lirondo es una cruda radiografía de la realidad, donde aparecen retratados los vicios -y alguna virtud- de la sociedad actual. Así que no es la trama de asesinatos lo más destacable sino las situaciones de los personajes a las que aquella da lugar así como otras que se van desarrollando.
De sus autores tan sólo he leído algo con posterioridad de Albert Monteys, pero ¡qué algo! Se trata ni más ni menos que de Calavera Lunar, aparecido en mayo del 96 y que, sencillamente, es una de esas pequeñas joyitas que todo aficionado al buen cómic debería leer.
Mondo Lirondo puede definirse como uno de los proyectos editoriales más gamberro de las dos últimas décadas. Un buen hilo argumental, un enorme ingenio en los guiones, un acertado grafismo, combinado con acierto, unas magníficas portadas y algunos detalles simpáticos como la colección de Recoti Cromos incorporados en la contraportada de algunos números, hacen de este título algo original e irrepetible. Os dejo aquí, espero que con permiso de los autores, una de las portadas, para mi gusto la mejor, de este Mondo Lirondo.