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"La televisión ha hecho maravillas por mi cultura.
En cuanto alguien enciende la televisión, me retiro y leo un buen tebeo".

(Groucho Marx, de niño)


Iruña Sumergida (Hurrikrane) Me interesa un ejemplar

Sacamantecas (Altu y Hurrikrane) Me interesa un ejemplar

jueves, 3 de enero de 2013

Tebeofilandia Productions: La rebelión de los bastones [3/3]


LA REBELIÓN DE LOS BASTONES (3/3)













Concluye aquí esta historia que, en realidad, desea ser la primera parte de una más larga que, si nada lo impide, continuará en breve. ¿Qué está sucediendo en las entrañas de la vieja Iruña?, ¿por qué los ancianos de la ciudad se congregan bajo el subsuelo del casco viejo y actúan de ese modo?, ¿quién es esa extraña sacerdotisa que guía su locura?, y, lo más importante, ¿qué será del muchacho que ha presenciado una de las siniestras reuniones de tan jovial cónclave? Espero poder vivir para contarlo. ¡Un momento... Alguien llama a mi puerta!  

miércoles, 2 de enero de 2013

Al calor de los mares del sur: Los Mercenarios, del maestro Carrillo

Antes de que Corto Maltés me fascinara, ya lo había hecho otro marino que pude conocer en uno de tantos números de la revista Mortadelo. La historia se titulaba "El Dragón Rojo de Laham" y comenzaba con un chino persiguiendo por las calles de una ciudad de los mares del sur a un misterioso hombre, que terminaba raptando a una hermosa rubia llamada Guillermina. Enterado del hecho, un tal Tom Rowe, del tipo galán aventurero hollywoodiense, se ponía manos a la obra para rescatarla, ayudado por su grupo de mercenarios. 
Tengo que reconocer, si aún no lo he hecho, que soy un poco sibarita con esto de los cómics. Además de un sentimental. Quizá debido a ello, guardé durante años esta historieta y  llegué incluso a recortarla y a conservarla como un tesoro en un portafolios. Por supuesto, la he leído y releído durante todos estos años, disfrutando de su argumento y deleitándome con sus maravillosos dibujos. Al poco tiempo de este hallazgo, como es lógico, supe quién era su autor, Carrillo, y, con él, conocí a otro de sus personajes, el Capitán Pantera, así como a otro, el Javanés, pero de todos me quedo con estos mercenarios y con su líder, el aventurero Tom Rowe. 
Carrillo -Antonio Pérez-, malgueño, niño de la guerra, creció leyendo las novelas de Salgari, Jack London, Conrad, etc., así como las historietas de Tarzán, con las que su imaginación se transportó a lugares exóticos. Fruto de aquella pasión fueron sus primeros trabajos, que comenzó a publicar en la revista Diez Minutos y en Chicos, donde realizó algunos episodios del Capitán Pantera, y llegó a sustituir al maestro Luis Bermejo en los cuadernos de Aventuras del F.B.I. Trabajó para Bruguera con historias de corte romántico y elaboró para la editorial francesa Toutain las aventuras de los Mercenarios. 
Y mira por dónde, que después de tantos años leyendo y releyendo aquella aventura de la revista Mortadelo, me encuentro un día con todo un volumen, de Editores de Tebeos, aparecido en 2012, con la serie completa de aventuras de Los Mercenarios. Como es lógico, adquirí el tomo y, con él, la ilusión de sumergirme en un sinfín de aventuras junto al capitán Rowe y sus amigos. 
El hilo conductor de todas las historias es la figura de Tom Rowe, un buscavidas simpático, algo pendenciero, que es contratado por la Liga Ruysdaal, y más en concreto por su presidente, el señor Van Deer para proteger sus barcos del acoso de los piratas de los mares del sur. A partir de ahí se desarrollan toda una serie de situaciones que pondrán a prueba la capacidad del marino y de sus colegas, los mercenarios, entre los que destacan Tuang-Fu, un simpático y sagaz chino que realiza las labores de espionaje e información, y el corpulento Sing, que adquiere cierta notoriedad en alguna de las aventuras. De todos los enemigos de Rowe, destaca la pantera amarilla, una hermosa y misteriosa mujer, que aparece en dos de las aventuras, aunque al final su presencia acaba diluyéndose. 
Sin duda, el personaje más destacado de todas las historias, junto a Rowe, es la hermosa Guillermina, hija del señor Van Deer, que llega a convertirse en toda una aventurera junto al resto de mercenarios. Desde el primer minuto es evidente la química entre ella y el marino. Para mi gusto, la relación entre ellos es bastante "blanca". Sinceramente, echo en falta una tórrida escena de alcoba o un "aquí te pillo aquí te mato" en la cubierta de una embarcación o en la espesura de la jungla. Aunque al final llega lo evidente... Ups! Que esto lo descubra el lector.
Debo reconocer que en ocasiones me da la impresión que las aventuras de los mercenarios se precipitan hacia un final que muchas veces me sabe a poco. Quizá ello se deba a las limitaciones editoriales así como a las prisas por sacar a la luz las historias. Sin embargo, resultan muy estimulantes, algunas magníficas, y, por si ello fuera poco, nos queda el dibujo de Carrillo, un maestro de maestros en el arte del uso de la plumilla. Sus escenas son simplemente perfectas. En Los Mercenarios, Carrillo desarrolla su capacidad gráfica hasta límites inimaginables, mediante una riqueza de planos, dinamismo de viñetas, enfoques y el uso magistral de los medios técnicos. Aparte, hay en sus dibujos una belleza implícita que hace que uno se pegue horas mirando la misma escena. Por no hablar de sus mujeres, exuberantes, espectaculares, todas hermosas y sensuales, sensación ésta acrecentada por el afortunado hecho de que en los mares del sur haga el calor suficiente como para ir por la vida con poca ropa. Que no suene esto a comentario sexista. Es que uno es un admirador de la belleza. Además, si hay alguien que sepa dibujar mujeres, ese es Carrillo. Como muy bien señala Enrique Sánchez Abulí en el prólogo: "Si entenderá el maestro del tema que hasta llegó a publicar un libro titulado Cómo dibujar chicas". 
Muy recomendable este tomo de Los Mercenarios. Alguna pega, sin embargo. La primera, el formato, algo más reducido que las páginas de la revista Mortadelo, lo que hace que se disfrute algo menos de la lectura. Por otra parte, señores editores, en algunos bocadillos se han comido algunas palabras. No es que sea algo imprescindible, pero es un detalle. En cualquier caso, insisto en que se trata de un volumen imprescindible en toda tebeoteca. La imaginación no puede estarse quieta un segundo mientras los ojos pasan de una viñeta a otra y uno quiere ser, aunque sea sólo unos segundos, ese marino bien plantado, aventurero y de sonrisa profident, que vive junto a los suyos innumerables aventuras. Éstas van dirigidas a un público juvenil, en un medio de entretenimiento, pero ello no quita para que, en ocasiones, los personajes de Carrillo aporten lecciones morales acerca del respeto a las personas y la necesaria lucha contra los abusos de poder, como cuando en "La isla maldita" Tom Rowe arenga con estas palabras a los nativos para que se rebelen contra sus opresores, que les someten a buscar perlas: "¡Despertad de una vez!... A veces, para merecer la paz, hay que defenderla con uñas y dientes... ¡Sois hombres o esclavos!" 
Y del maestro Carrillo, qué decir... Pues eso, que es un maestro.
Os dejo aquí una página de Los Mercenarios, la misma que me apasionó en su día. 
Por cierto, FELIZ AÑO.