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"La televisión ha hecho maravillas por mi cultura.
En cuanto alguien enciende la televisión, me retiro y leo un buen tebeo".

(Groucho Marx, de niño)


Iruña Sumergida (Hurrikrane) Me interesa un ejemplar

Sacamantecas (Altu y Hurrikrane) Me interesa un ejemplar

jueves, 18 de agosto de 2016

Adiós al maestro Víctor Mora

Hoy hemos amanecido con la noticia del fallecimiento de Víctor Mora Pujadas (Barcelona, 1931-2016), guionista de cómics y novelista que, bajo el seudónimo de "Victor Alcázar", parió hace décadas a El Capitán Trueno, uno de los títulos esenciales del cómic español, que empezó dibujando "Ambrós" en la década de 1950, así como a El Jabato.
Existen grandes aficionados a estos títulos memorables del cómic español, lo cual es comprensible. Ya sólo la parte gráfica merece la pena, y en el aspecto argumental poseen ese sabor mágico e irrepetible que poseen las aventuras clásicas. En esto, Mora fue un maestro.
No obstante, yo a Víctor Mora lo conozco más bien por otros títulos, lo cual confirma el éxito de su prolífica carrera. Para mi Víctor Mora es Sunday, historia ambientada en el Oeste americano y dibujada por el maestro Víctor de la Fuente; es Dani Futuro, con dibujos del genial Carlos Giménez; y, sobre todo, es Las crónicas del sin nombre, obra sublime del cómic español (de la que tengo pendiente una entrada) en la que se relatan las vivencias de un ente cósmico que se aloja en seres humanos, en diferentes épocas y lugares, con el fin de comprender nuestras experiencias y sentimientos, y de cuya parte gráfica se encargó el magistral Luis García.
He disfrutado, disfruto y seguiré disfrutando del cómic gracias a Víctor Mora. Por ello es comprensible que en estos momentos me encuentre un poco huérfano, como le sucederá a muchos otros que, como yo, aman este bello arte.







martes, 2 de agosto de 2016

En el país de los cómics, Super López es Dios

Lo he vuelto a hacer. No puedo evitarlo, año tras año. Es una especie de ritual. Siempre que llega el verano y me tomo unas vacaciones me da por releer En el país de los juegos el tuerto es el rey, que para mí es una de las mejores aventuras de Super López.



La leí por primera vez en uno de los números de la revista Super López, que adquirí con la paga dominical en el estanco del barrio, donde antaño un niño con imaginación podía encontrar un sinfín de cómics que permitían, por unas horas, superar la insipidez de la infancia.  En aquel número se publicaban las primeras seis páginas de la aventura que leí y releí hasta que las páginas quedaron con el grosor del papel de fumar. Aquella historia que comenzaba con una quiniela canina de catorce resultados con cuyo premio Juan, Luisa y Jaime daban comienzo a unas vacaciones en Tontika, capital de Tontecarlo, me cautivó desde el primer momento. Y es que siempre me pasa igual cuando leo alguno de los trabajos de Jan: me quedo boquiabierto con la infinidad de detalles de cada viñeta y con las alocadas tramas que plantea. Y aquella aventura en la que en la decimoquinta viñeta se lía parda a causa de unos maleantes que desean cargarse en plena autopista al empresario Estefe Pillanueva Puf, que salva el pellejo gracias al supermedianía de acero, me dejó con ganas de más, más y más. Así que pasado el tiempo, pues aquel niño no tenía dinero para más cómics, cuando pude comprarme el álbum completo, disfruté de lo lindo, como un niño que acaba de capturar un pokemon con su iphone en medio de la Taconera.
La escapadita a Tontika, el rey Akitespero I el Tuerto, el primer ministro Refuller D´Abastos, Pillanueva Puff y, sobre todo, una ciudad, una sociedad, pasmada por el juego, de todo tipo y formas posibles: trileros, poker, parchís, domino, bingo, lotería, dados, bridge, y el solitario que se marca el monarca. Una particular e ingeniosa parodia sobre el extremo al que puede llegar la ludopatía. Y ante esta sociedad en la que nadie trabaja y en la que lo prioritario es sellar una lotería o echar una partidita rápida para ganar algo de pasta con la que poder ir tirando, la juventud, toda loca, se rebela y decide que quiere estudiar. Sólo así, en este sindiós, se entiende que el propio rey quiera cargarse al empresario Pillanueva Puf para impedir que instale en el país una empresa que revolucione todo. Ahí que joderse, qué mundo.
El trabajo de Juan López, Jan, cualquiera de ellos, siempre me ha parecido fantástico. Es cierto que hay títulos mejores que otros. Ahí quedan, en mi opinión, El señor de los chupetes, La caja de Pandora, Al centro de la tierra, Los cerditos de Camprodón, Periplo búlgaro, o la trilogía de Lady Araña, así como algunos desternillantes títulos más recientes. Es verdad que soy un poco de la idea de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, algo en lo que yerro en más de una ocasión, aunque seguramente en este caso ello se deba a que relaciono esos títulos con momentos felices de la infancia en los que descubrí magníficas aventuras.
Siento un especial cariño por Juan, por Jaime, por Luisa y por todos y cada uno de los personajes secundarios, incluidos el Gran Tchupón, Al Trapone y su pandilla, Escariano Avieso, el inspector Holmez, Martha, "Chico", Lady Araña y muchos otros, que viven en las páginas de cada aventura. Super López no defrauda. Podrá gustar más o menos, pero cualquier título es una oportunidad para disfrutar, y más si te estás torrando bajo el sol del Mediterráneo.
Super López nace a comienzos de la década de 1970, cuando Juan López, Jan, padre de la criatura, recibe el encargo de realizar una parodia de Superman para la editorial barcelonesa Euredit. Bueno, en realidad esto es un primer ensayo, que será retomado en 1978 en la editorial Bruguera dando inicio a una de las leyendas del cómic español que alcanzará su cumbre a en los años 80 y 90, y que aún sigue surcando los cielos. A día de hoy, ningún aficionado al cómic reniega de haber disfrutado en algún momento con las aventuras de Jan, a las que hay que sumar una larga lista de títulos aparte de los del super héroe, como la adaptación de Tadeo Jones, personaje de Enrique Gato, llegando a algunas incursiones en el género erótico festivo como Laszivia.
Se proyecta la película sobre Super López en la que Dani Rovira interpretará al personaje, que dirigirá Javier Ruiz Caldera, con guión de Borja Cobeaga. Veremos en qué queda la cosa.
De momento nos quedamos con el corto de Enrique Gato (2003), que dejo aquí.


Dicho todo esto, lo cierto es que no es malo que los clásicos de nuestro cómic tengan esta revisión y traspasen las fronteras generacionales. Así todos disfrutamos más.
Buen verano.