Búsqueda

"La televisión ha hecho maravillas por mi cultura.
En cuanto alguien enciende la televisión, me retiro y leo un buen tebeo".

(Groucho Marx, de niño)


Iruña Sumergida (Hurrikrane) Me interesa un ejemplar

Sacamantecas (Altu y Hurrikrane) Me interesa un ejemplar

lunes, 3 de octubre de 2016

Tardi y las extraordinarias aventuras de Adèle-Blanc-Sec

Yo era un niño introvertido y poco lúcido y, realmente, no estaba preparado para afrontar la lectura que un buen día de verano cayó en mis manos. Tardi... "Las extraordinarias aventuras de Adèle-Blanc-Sec"... "Adèle y la bestia"... "París, 4 de noviembre de 1911. En el Museo de Historia Natural, en el Jardin des Plantes, 23 HS. 45M..." Vista general de una sala con especímenes prehistóricos. Vista de un huevo de pterodáctilo en una vitrina de cristal. Primer plano, y la cáscara del huevo se resquebraja. De su interior emerge un ejemplar prehistórico que, tras romper la vitrina, asciende y atraviesa el lucernario y surca los cielos. Al mismo tiempo, en Lyon, un tipo siniestro se parte de risa mientras adopta la misma postura que el pájaro (¿pájaro?)
Acostumbrado a las historietas de Mortadelo y Filemón, Zipi y Zape, Superlópez y demás, aquella se me hacía rara. Mucho antes de que Spielberg resucitara a sus dinosaurios jurásicos, mucho antes de que conociera París de verdad. Leí la historia con interés, la he releído en alguna otra ocasión posterior, pero aquel encuentro se quedó en eso, aunque siempre tuve ganas de conocer al demonio de la Torre Eiffel, que según se anunciaba, protagonizaba la segunda aventura de tan singular heroína. 
Resulta que hace unos días me hice con la colección completa de aventuras de Adèle-Blanc-Sec, incluida aquella primera del pterodáctilo y, esta vez sí, he conocido al demonio ese, al sabio loco, las momias enloquecidas y demás fauna tardiniana y, ciertamente, la he gozado. Me encanta la ambientación, el argumento de esas historias del inframundo parisino, sus personajes extravagantes, empezando por la singular Adèle, escritora de aventuras que se envuelta en los más enredados líos, mitad por ocio, mitad por trabajo.
Creo que, en su conjunto, se trata de una de las mejores series que he leído en mucho tiempo y que hacen justicia a un autor veterano y muy notable que si bien se ha interesado principalmente por el género bélico y policiaco, donde destacan obras como Balada de la costa oeste y, por supuesto, la serie de historias protagonizada por Néstor Burma, basado en las novelas de Léo Malet, tiene en esta heroína su más popular creación, que hasta cuenta con una versión cinematográfica, Adèle y el misterio de la momia, de Luc Besson (2010), adaptación un tanto libre pero interesante.



No voy a entretenerme en desgranar todas y cada una de las nueve aventuras, aunque al menos citaré sus títulos: Adèle y la Bestia, El demonio de la torre Eiffel, El sabio loco, Momias enloquecidas, El secreto de la salamandra, El ahogado de dos cabezas, Todos monstruos, El misterio de las profundidades y El laberinto infernal, publicadas entre la década de 1970 y nuestros días.
La de Tardi es, ante todo, una vocación literaria pero que traduce en imágenes y escenas de enorme verosimilitud. Pocos como él para describir con imágenes lo lúgubre y siniestro, pese al aspecto ingenuo de algunos de sus personajes, como Felicien Mouginot o el desastroso inspector Caponi. Sin embargo, es en esa aparente ingenuidad donde subyace el contraste con el drama narrado, donde no faltan sectas, asesinatos, estafas, traiciones y algún que otro romance velado. Y es quizá esa capacidad tan sutil la que engrandece estas historias.