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sábado, 29 de mayo de 2021

El incongruente: una versión de Rocío Gómez Mazuecos

Como tantas otras veces, que suele pasar, compré este ejemplar por sugerencia de otra persona y, la verdad, debo agradecérselo. Esta versión de la novela homónima de Ramón Gómez de la Serna, que realiza Rocío Gómez Mazuecos es, cómo decirlo en pocas palabras... simplemente deliciosa. Pero vayamos por partes. 

Ramón Gómez de la Serna escribió El incongruente allá en 1922, es decir, casi 100 años. Como ha dicho algún crítico, si este autor fuera francés, inglés, alemán o de cualquier otra lado más allá de los Pirineos, sería considerado un rompedor y un autor de culto, pero le tocó nacer en un país que no respeta a sus talentos, ni ganas que tiene de hacerlo. En cualquier caso, la novela precede en dos años al manifiesto surrealista de André Breton y se enmarca en plena corriente surrealista europea. 

Pero no es de la novela de lo que voy a hablar, sino de su adaptación al cómic de la mano de Rocío Gómez Mazuecos, que le valió el Premio Ciudad de Palma 2018. Rocío, que revela que localizó la novela, después de buscarla por libreros de viejo, en la cima de un montón de libros en la casa vecina de un tío fallecido, hace un ejemplar ejercicio de adaptación traduciendo en imágenes las andanzas y chifladuras del amigo Gustavo que, según nos cuenta, nació a los seis meses de embarazo de su madre "inesperadamente en medio de una ópera" y que estuvo en vida aquejado del mal del siglo, la incongruencia, la cual le hace vivir una vida de lo más interesante. 

Dividida en una introducción y once capítulos, esta adaptación vence, para empezar, por su aspecto gráfico ya que las páginas están realizadas con calcografías (aguatinta y aguafuertes) que le confieren un sabor añejo y unos claroscuros y gradaciones de tintas fascinantes. Otro aspecto es la poética de muchas de sus escenas y, particularmente, de algunas de sus viñetas que encarnan el sabor de la novela y transmiten ese sentido surrealista y onírico que impregna sus páginas. Escarceos, amores imposibles, viajes y encuentros casuales, y, sobre todo, situaciones que transmiten una forma de ser que, a pesar de estar narrada hace un siglo, resultan plenamente modernas... aunque en ocasiones Gustavo se comporte como un pamplinas. Pero eso ya, lo dejo al juicio de cada persona que se sumerja en esta joya gráfica. 






 



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